domingo, 4 de marzo de 2012

¡Menudo banquete!

Hoy me he topado con los restos óseos de un arruí, diseminados entre pinos y arbustos en un vasto espacio. No sé qué llevó a la muerte a este animal. Quizás fue víctima de cazadores, quizás de la edad, la enfermedad o simplemente un accidente. El caso es que la cabeza, la piel y las pezuñas no han aparecido (a lo mejor estaban muy cerca de mí, pero el caso es que no las he visto). Lo demás, extremidades, vértebras, costillas, cadera... estaba por allí bien pelado.
Imagino que los buitres leonados del Projecte Canyet, que tuve la oportunidad de conocer gracias a mi amigo Roberto hace unos años, han dado cuenta del ungulado.
Es curioso, la pasada semana vi otros restos, aquellos no tan recientes. Los de hoy no creo que tengan siquiera una semana.
Estas son las fotos

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