lunes, 19 de marzo de 2012

Tras la rapaz

Fui temprano tras la pista de una rapaz, pero no hallé su rastro. O quizás sí. La había visto merodear por un paraje alejado de los senderos y me adentré por el bosque. Como hacía viento y soplaba hacia mí los animales no advertían mi presencia y me topé con un par de ardillas caminando por el suelo, cosa cada vez más frecuente, y con un zorro, que hacía mucho tiempo que no sucedía (a lo mejor la abundancia de unas trajeron al otro). Cruzó delante de mí, apenas a cinco o seis metros, ni siquiera me vió. En ese par de segundos no me dió tiempo a desenfundar la cámara. Siguió su marcha tranquilo luciendo su lustroso pelaje en su elegante trotar. Era precioso.
Al caso. En la roca donde creí hallaría algún rastro del ave no hallé ninguna pista, ni en los árboles aledaños. Me topé entonces con un abrigo en la base de la peña, una cueva sin rastro de ocupación alguna, más alla de alguna araña.
 Cuando iba de retirada, en un cauce cercano, encontré en cambio los restos de una merienda. Las plumas, probablemente de paloma torcaz, evidenciaban la acción de una rapaz. Seguiremos atentos.
 

domingo, 11 de marzo de 2012

Estupendo libro para aprender



Esta semana me ha llegado el libro. Desde que me enteré de su existencia tenía ganas de hacerme con un ejemplar y tengo que decir que me encanta. Aúna las características de un buen libro de naturaleza: preciso, didáctico, con ilustraciones y fotografías de gran calidad y encima barato. A los que aman la sierra del Maigmó les encantará. Es fácil de adquirir. Además de en tiendas físicas y virtuales, se puede hacer a través de este enlace

sábado, 10 de marzo de 2012

Blacha, 1957

Entre 1956 y 1957, las Fuerzas Armadas española y estadounidense (no digo quién puso la tecnología) llevaron a cabo una serie de vuelos cartográficos para cubrir por primera vez todo el territorio patrio. Hace poco, buscando y buscando, logré encontrar unas cuantas de estas fotografías, de cuya existencia sabía hace más de 20 años y que nunca habían estado a mi alcance.
De las 60.000 imágenes registradas, la que tenéis delante corresponde a Blacha, y fue realizada en 1957, el año en que la perrita Laika fue astronauta a bordo del Spútnik II y cuando en España empieza a rodar el primer SEAT 600.
Así, desde esta altura, no se aprecia demasiado la diferencia entre lo que fue y lo que es hoy. Se ve con claridad la recta que traza la carretera que parte de Muñana hacia Narros del Puerto de norte a sur y la intersección en ángulo casi recto con la carretera nacional Soria-Plasencia. Se distinguen los cursos fluviales del Adaja, arroyo Pascuala, de Narros y de la Hija y los campos de cultivo con sus diferentes tonalidades. Los grandes referentes permanecen inalterados.
La cosa cambia cuando vamos aumentando la escala y descendiendo hacia el suelo.
La primera parada es obligada, el núcleo urbano. Si vemos la comparativa entre el antes y el ahora, el viario, de tierra en 1957, presenta pocas variaciones, pero sí contrasta la homogeneidad constructiva de entonces en cuanto a materiales -piedra, adobe y teja- y en cuanto a tipología -abundan las manzanas cerradas con espacios abiertos en el interior destinados a albergar cuadras para el ganado, que compartían espacio como parte de la familia-. Aún así, el límite de la zona residencial no rebasaba la calle Carretera. Desde este vial hasta el cementerio aparecen sólo cuadras y espacios abiertos. Por entonces, Blacha albergaba 246 habitantes.
Los alrededores del pueblo también presentan variaciones notables. Llama la atención el arenal junto al Ejido (Lejío), entonces de proporciones mucho mayores, al igual que otros que se suceden río arriba y río abajo. Su extracción para uso constructivo en estos años ha llevado a un paulatino encajamiento del Adaja, a un deterioro del cauce, a la pérdida de productividad de los pastos y a agravar los efectos de las crecidas del río.
El trazado de los caminos es diferente, con variaciones sensibles hacia La Torre y hacia Muñana. La concentración parcelaria no había tenido lugar (se inició a partir de 1970, mientras que las obras de saneamiento y mejora de la red de caminos comienzan en 1973) y se aprecia el desastre territorial y agrario producto de la atomizada estructura de la propiedad. Debía ser frecuente arar la tira de tierra del vecino por error y litigar por la posición de los cotos.
Fuera del entorno inmediato del pueblo, es curioso comprobar cómo los robles que hay entre Blacha y Narros del Puerto son prácticamente los mismos. El aprovechamiento ganadero ha impedido la renovación de esa masa arbórea, que envejece año tras año. Para que podáis deteneros en detalles, aquí está la imagen completa.


domingo, 4 de marzo de 2012

La sabina y el almendro

Aunque hace ya semanas que los almendros (prunus dulcis) de los alrededores de Alicante están en flor, es ahora cuando los que viven en Planisses lo hacen. Estos árboles, herencia de un pasado de trabajo en el campo, apenas producen frutos, unos años por el frío, otros por falta de cuidado, pero permanecen vivos, que ya es bastante.
También están vigorosas las pequeñas sabinas (juniperus pheonicea), que se agarran a las rocas en las laderas soleadas y aprovechan su cobijo y nutrientes.
Estas son las fotos

¡Menudo banquete!

Hoy me he topado con los restos óseos de un arruí, diseminados entre pinos y arbustos en un vasto espacio. No sé qué llevó a la muerte a este animal. Quizás fue víctima de cazadores, quizás de la edad, la enfermedad o simplemente un accidente. El caso es que la cabeza, la piel y las pezuñas no han aparecido (a lo mejor estaban muy cerca de mí, pero el caso es que no las he visto). Lo demás, extremidades, vértebras, costillas, cadera... estaba por allí bien pelado.
Imagino que los buitres leonados del Projecte Canyet, que tuve la oportunidad de conocer gracias a mi amigo Roberto hace unos años, han dado cuenta del ungulado.
Es curioso, la pasada semana vi otros restos, aquellos no tan recientes. Los de hoy no creo que tengan siquiera una semana.
Estas son las fotos