El Maigmó está lleno de vida estos días. La primavera viene cargada de flores que adornan el paseo y llaman nuestra curiosidad por su belleza, su forma y su olor. También nos acompañan miles de insectos que revolotean en torno a las flores y que se afanan por extraer su sabrosa esencia.
Además de las más habituales, he encontrado esta mañana esta preciosa amapola morada (Roemeria hybrida) y me he detenido frente a un cerezo (Prunus avium subsp. avium) solitario que lucía así de precioso:
También está en flor el cojín de monja (Erinacea anthyllis), aunque no creo que haya voluntarias ni en el clero para sentar sus posaderas en él.
Además de las más habituales, he encontrado esta mañana esta preciosa amapola morada (Roemeria hybrida) y me he detenido frente a un cerezo (Prunus avium subsp. avium) solitario que lucía así de precioso:
También está en flor el cojín de monja (Erinacea anthyllis), aunque no creo que haya voluntarias ni en el clero para sentar sus posaderas en él.