sábado, 10 de marzo de 2012

Blacha, 1957

Entre 1956 y 1957, las Fuerzas Armadas española y estadounidense (no digo quién puso la tecnología) llevaron a cabo una serie de vuelos cartográficos para cubrir por primera vez todo el territorio patrio. Hace poco, buscando y buscando, logré encontrar unas cuantas de estas fotografías, de cuya existencia sabía hace más de 20 años y que nunca habían estado a mi alcance.
De las 60.000 imágenes registradas, la que tenéis delante corresponde a Blacha, y fue realizada en 1957, el año en que la perrita Laika fue astronauta a bordo del Spútnik II y cuando en España empieza a rodar el primer SEAT 600.
Así, desde esta altura, no se aprecia demasiado la diferencia entre lo que fue y lo que es hoy. Se ve con claridad la recta que traza la carretera que parte de Muñana hacia Narros del Puerto de norte a sur y la intersección en ángulo casi recto con la carretera nacional Soria-Plasencia. Se distinguen los cursos fluviales del Adaja, arroyo Pascuala, de Narros y de la Hija y los campos de cultivo con sus diferentes tonalidades. Los grandes referentes permanecen inalterados.
La cosa cambia cuando vamos aumentando la escala y descendiendo hacia el suelo.
La primera parada es obligada, el núcleo urbano. Si vemos la comparativa entre el antes y el ahora, el viario, de tierra en 1957, presenta pocas variaciones, pero sí contrasta la homogeneidad constructiva de entonces en cuanto a materiales -piedra, adobe y teja- y en cuanto a tipología -abundan las manzanas cerradas con espacios abiertos en el interior destinados a albergar cuadras para el ganado, que compartían espacio como parte de la familia-. Aún así, el límite de la zona residencial no rebasaba la calle Carretera. Desde este vial hasta el cementerio aparecen sólo cuadras y espacios abiertos. Por entonces, Blacha albergaba 246 habitantes.
Los alrededores del pueblo también presentan variaciones notables. Llama la atención el arenal junto al Ejido (Lejío), entonces de proporciones mucho mayores, al igual que otros que se suceden río arriba y río abajo. Su extracción para uso constructivo en estos años ha llevado a un paulatino encajamiento del Adaja, a un deterioro del cauce, a la pérdida de productividad de los pastos y a agravar los efectos de las crecidas del río.
El trazado de los caminos es diferente, con variaciones sensibles hacia La Torre y hacia Muñana. La concentración parcelaria no había tenido lugar (se inició a partir de 1970, mientras que las obras de saneamiento y mejora de la red de caminos comienzan en 1973) y se aprecia el desastre territorial y agrario producto de la atomizada estructura de la propiedad. Debía ser frecuente arar la tira de tierra del vecino por error y litigar por la posición de los cotos.
Fuera del entorno inmediato del pueblo, es curioso comprobar cómo los robles que hay entre Blacha y Narros del Puerto son prácticamente los mismos. El aprovechamiento ganadero ha impedido la renovación de esa masa arbórea, que envejece año tras año. Para que podáis deteneros en detalles, aquí está la imagen completa.


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